Historia #4: Grisel Dagotto, Manualidades

Les presento a Grisel Dagotto: su hobbie, es hacer manualidades de todo tipo y estilo. A esta historia podría contarla sin necesidad de entrevistarla, ya que soy parte de ella casi desde sus comienzos. Grisel, es mi Mamá. Si me preguntan, ella tiene manos mágicas. Transforma cosas cotidianas en objetos extraordinarios, como si de un truco de magia se tratase. 

Grisel, en su casa reliazando artesanias.

Cuando la idea de Hobbialo comenzaba a dar vueltas por mi mente, me pregunté: ¿A quién conozco que haga lo que le apasiona? No pasó un segundo en aparecer la respuesta: “La Chela” (apodo de Grisel).

Ella, por suerte, siempre hizo lo que le apasionaba. Consciente o inconscientemente había logrado transitar su vida dedicada a su pasión. A partir de ese momento, mi objetivo era saber cómo lo había conseguido, después de todo sabemos que no es igual de sencillo decirlo que hacerlo. Sin embargo, ella lo hacía fácil, simple, casi natural. Todo lo que creaba parecía tener dueño. Cuando empecé a contar estas historias tenía en mente entrevistarla pero no quise forzar nada y esperé, hasta que ella insinuó que quería hacerlo. No fue hasta una tarde, después de leer la Historia #3 de Juan Beltrán, mientras estaba haciendo sus artesanías, me dijo: –Mirá, Pato; ¡Qué foto te estás perdiendo para las historias de Hobbialo!–. Fue así que tenemos una nueva historia que compartir.

Coordinando la entrevista

Al día siguiente, al despertarme le mandé un mensajito:

–Chela, buen día.  ¿Estás en casa? Así, hacemos la entrevista.

–¡Hola!, hijo ¿Cómo andas?, buen día. ¡Sí estoy en casa! Pero tengo que ir hasta la “Muni” sí o sí, así que vení después dentro de “un rato”. 

Sabiendo que “sus ratos” duran un poco más que los del resto, le contesté:  

–Bueno, yo me voy al negocio. Avisame cuando estés en casa y me llego.

Minutos después, me envía el mensaje: –Ya estoy en mi casa, ¿Vas a venir a comer? Voy a hacer alitas fritas con papas.

 –¡No, Chela!–, le contesto inmediatamente. –Hoy no me quedo a comer así que te salvás. Pero ya voy para allá. ¡Esperame, no te vayas! Si tenés ganas, prepará dos cafés. 

Al llegar a su casa, pasé directamente por el patio. Todos, absolutamente todos los que la conocemos, pasamos por el patio. Hasta suena raro cuando alguien golpea la puerta del frente: nos miramos y nos preguntamos, –¿Quién será? Calculando, que si golpeó, seguro sea un desconocido.

Ya en el patio, veo a “la Chela” que venía del lavadero con una pila de ropa en sus brazos, y me advierte: –¡No me saques las fotos así! Esperá que me voy a producir un poco. Me quiero hacer un rodete, esperame en la cocina, ya vengo.

Soltó la ropa sobre la mesa, puso la pava y se fue al baño a prepararse. Mientras se iba, le dije:

–¡No te produzcas tanto, que no te voy a entregar un Martín Fierro!–  ja ja.

–¡No importa, ya sabés como soy! ¡Che, Pato! ¿Me pongo los lentes o sin los lentes? ¿Vos, qué decís?

–Como vos quieras, Chela. ¡En el audio no se van a ver los lentes!– ja ja.

–¡No seas pavo! Te pregunto en serio. – ja ja.

Café instantáneo. Un clásico en su casa.

Ya sentados en la punta de la mesa del comedor, luego de que trajo los dos cafés, se prendió “un pucho” y yo puse mi teléfono para grabar. Cuando al fin estaba todo listo para comenzar la entrevista, ella me cruza con una pregunta:

–¿Vos, no sabés donde puedo conseguir sauce eléctrico? ¿No me podrías conseguir? 

La nota no podía empezar de otra manera. Después de todo, “la Chela”, es “la Chela”. No para un segundo. Su intensidad revoluciona absolutamente todo y a todos. Pone a su disposición a conocidos y desconocidos. Además, siempre tiene una tarea para hacer y también para que los demás hagan. 

Luego de indicarle en dónde podía encontrar esos sauces, comenzamos con la nota.

Como una cuestión protocolar, le pregunté:

–¿Nombre?

–¡Io sono Grisel Dagotto!

Nuevamente, la Chela, es la Chela. Hace poco tiempo que está aprendiendo italiano y, aparentemente, quería dejarlo reflejado en la entrevista. A esta altura de la nota, yo ya sabía que se iba para largo, así que, me puse cómodo, saltee las preguntas protocolarias y fuimos derecho a las preguntas de Hobbialo.

¿Quién es Grisel Dagotto en este momento?

–¿Cómo? ¿Quién es Grisel Dagotto? ¡Soy yo! –exclamó entre risas–. 

–No entiendo la pregunta. –me contestó algo reflexiva. –¿Cómo me veo? ¿Eso sería? Me veo una persona feliz y contenta con su vida, en una edad muy tranquila, donde me puedo dedicar y hacer lo que quiero. En una etapa de mi vida en donde lo que hago, lo hago para entretenerme, para estar ocupada en algo. Si bien siempre hice manualidades, antes era más complicado porque no tenía todo el tiempo disponible para hacerlo, sino que debía ocuparme de la casa y de mis niños. 

¿Cuál es tu hobby y cómo lo descubriste?

–Mi hobbie es hacer artesanías en general. Hago de todo, lo que me pidan. En este momento, estoy haciendo cotillón y centros de mesa para fiestas de quince o casamientos. Es lo que más hago, pero jamás dejo de hacer otras manualidades cuando me sobra el tiempo, como lámparas gigantes, –como las que te hice a vos–, alfombras de hilo sisal, –como la que también te hice a vos–, hojas y flores gigantes –¡Como las que también te hice a vos!– ja ja.

Tejiendo los comienzos

A este hobbie lo descubrí desde muy chica. Cuando la “mami” terminaba de coser y se iba a dormir la siesta, yo, agarraba todos los retazos de tela y su máquina de coser. ¡Hacía un desastre! ¡Pobre mami! ¡Pero me encantaba crear cosas con esos retazos! Luego, ya más de grande, cuando comencé el secundario, mis padres me mandaron a una escuela técnica de Río Tercero. Se dió la casualidad que en esa escuela tenía entre las materias comunes algunas otras como costura y bordado. Además, también nos daban la posibilidad de hacer cursos una vez terminada la jornada de estudio. Yo me anoté al de cocina y artesanías. Así que entraba a clase a las 13:45 hs. y salía a las 18:45 hs.; y volvía a entrar a estos cursos a las 19:00 hs. y salía a las 22:30 hs. Me fascinaba hacer estos cursos. No tanto el resto de las materias convencionales. Es que nos enseñaban de todo en esos cursos. Es más, te cuento una historia; como yo tenía que llevarme al aula lo que estábamos haciendo en esos cursos, en una oportunidad llevé una hormiguita viajera de papel crepé que había hecho y mi profesora de inglés (materia que siempre tenía desaprobada) la vió y ¡le encantó! Me pidió que le hiciera una igual para la torta de su hija. Sospechosamente, ¡nunca más me llevé inglés! ja ja. No sé si hago bien en decirlo. Volviendo a los cursos de manualidades, también iba mi hermana, Ethel. Ella siempre me preguntaba cómo hacía las cosas para que quedaran tan bien. Yo le explicaba pero le quedaban de otra manera. Entonces, entendí que tenía un “don” para las manualidades. Me resultaban fáciles de hacer. 

En la época del mundial del año ‘78, había unos muñequitos que se llamaban “Camerún”, así que me puse a fabricarlos para vender. Los hacía con tela de plush rellenos de telgopor. Antes, no había vellón, así que le poníamos un embudo y los rellenábamos con unas bolitas chiquitas de telgopor. ¡No te imaginás el despiole que hacía con esas bolitas! Mi mamá, ¡me quería echar! pero yo, siempre insistí en hacer manualidades; me encantaba, ¡me fascinaba! Mi nona Ñata, tejió hasta día que falleció a los noventa y pico. Por suerte, ella me enseñó tanto tejer al crochet como con las agujas. ¡Tejer al crochet me encanta! Tienes mucha libertad de formas y técnicas. Se puede hacer de todo y suelo utilizarla en un montón de artesanías.

Eventos y decoraciones

Cuando fui mamá, buscaba que hacer: les hacía la ropita, los almohadones e inventaba de todo; para ustedes, para regalar y para vender. Me acuerdo que hacía flores de tela que se usaban en los aros y zapatos con un broche. Bueno, Pato, ¡qué no he hecho! Con ustedes chicos, seguía haciendo cursos, de cerámica, pátinas y costura. Recuerdo que una señora que me había comprado unos almohadones me cruza en la plaza y me pregunta si no me animaba a decorarle el salón para la fiesta de quince años de su hija. Yo ni lo dudé al decirle que sí, aunque nunca había decorado. Fue en ese momento que comencé con una etapa muy linda de mi hobbie, que fue la decoración de eventos. Era todo creatividad propia, ya que no existía Pinterest ni nada de dónde sacar ideas. A mí me pasaba que podía estar todo el día pensando cómo hacerlo, pero era a la noche, antes de dormirme que se me ocurrían las mejores ideas. Me sigue pasando hasta el día de hoy. En esos momentos, se vé que logro inspirarme. Después de ese cumpleaños de quince, estuve muchos años trabajando de decorar eventos. 

Otra de las etapas que me gustó fue cuando llegaban los carnavales del pueblo. Me buscaban para hacer disfraces, carrozas, diseños, vestidos de todo lo relacionado a los corsos. ¡Me fascinaba hacerlo!

Grisel Dagotto

Cuando nos fuimos a vivir a Colazo, la gente que me iba a visitar se asombraba de la decoración de mi casa, de lo que hacía yo básicamente, y me incentivaron para que les diera clases. Entonces, comencé a dar clases de pátina y de peluche. Cuando digo que he hecho de todo con respecto a las manualidades es realmente de todo. Cuando volvimos a vivir a Villa Ascasubi, retomé con el tema de los corsos, pero esta vez, el corso había crecido y era un gran desafío. Así que armamos un equipo en donde trabajamos muchos años. Dentro de ese equipo conocí a Lola, mi amiga. Con ella nos complementamos muy bien. Así que decidimos empezar a hacer decoraciones de eventos juntas, pero esta vez a diferencia de cuando lo hacia años atrás, todo era distinto, los materiales las técnicas y estilos habían cambiado por completo. Ahora se vestían los salones completo con tela. Era un gran desafío nuevamente para mí. Trabajamos casi cuatro años y decidimos dejar por que nos agotaba mucho. Desde ese momento, trabajo desde mi casa diseñando y fabricando cotillón, centros de mesa y todo tipo de decoraciones que me pidan. Lo hago desde mi casa, más tranquila y principalmente para organizadoras de eventos.

¿Qué te motiva hacerlo?

–Me encanta más allá del dinero que pueda ganar. Me encanta el diseñarlo, el crearlo, el verlo plasmado y materializado a eso que yo pensé. Verlo ahí, realizado, es una satisfacción muy grande a nivel personal. También, creo que es como una forma de vida: no me imagino vivir de otra manera que no sea haciendo manualidades.

¿Cuáles son tus sueños y objetivos en cuanto a tu hobby?

–Deseo que mi familia esté bien, que hagan lo que hagan, sean felices. Que también puedan cumplir sus sueños y lograr sus objetivos en la vida. Mi sueño es tener buena salud, tener mis manos sanas, mi cabeza lúcida para poder seguir creando, y por supuesto, poder viajar, viajar y viajar. ¡Me encanta viajar! Me ocurre algo muy loco cuando viajo: disfruto mucho de ver decoraciones de otras culturas. Así que, esta cabeza de artesana no para nunca. Y en cuanto a las expectativas, espero poder seguir así como estoy, haciendo estas cosas. Pienso hacerlo siempre, me veo en un futuro como una viejita tejiendo, como lo hacía mi nona Ñata. 

¿Cuáles crees que son los mayores retos que tendrías, si quisieras vivir de esto?

Yo sostengo que si vos queres dedicarte a tu hobbie, queres vender lo que haces, se puede. Jamás para mí hubo un inconveniente para vender lo que hago. Creo que la clave está en hacer cosas que estén actualizadas, que sea lo que hoy quiere el mundo. No quedarse con lo que alguna vez fue moda. Todo cambia y las artesanías también. No tanto las técnicas, pero sí los diseños, los materiales, los colores, las combinaciones. Eso va cambiando y uno tiene que estar actualizado. Otra de las claves es saber venderlo, ofrecerlo principalmente. 

¿Cómo definís el éxito? 

–No, éxito no. La palabra éxito para mi no tiene ningún significado. No significa nada, no me gusta. Yo estoy orgullosa de la familia que tengo. Me encanta ver que mis hijos están haciendo lo que les gusta, -como yo también hice en mi vida-, pero no sé si te puedo decir que eso es un éxito. Creo que es un logro de todos, como familia. Todos hacemos para que eso suceda, no siento ni quiero tener éxito.

 ¿Vale la pena hacer lo que te gusta?

–¡Obviamente que vale la pena! Es una terapia. Me pierdo en este mundo de colores y lentejuelas ¡se me pasan las horas volando! No me importa amanecerme. Me apasiona tanto que pierdo la noción del tiempo. 

Lugar de trabajo.

Sección despedida

–Bueno chela, terminamos con la historia, muy rico el café, como siempre.

–¿Qué más quieres saber de mí, de mi persona? ja ja.

–No mucho más, la otra parte de la historia ya la conozco. ¿Quieres que la cuente?.

–Mirá, ¡Te hago resonar! ¡Ojito con lo que ponés! ¡Y me la mandás a mí antes de publicarla! Ahora nos saquemos las fotos, no me digas que me hice el rodete al “cuete”.

–Quedamos así Chela, ¡Nos vemos mañana!

Al irme, recibo un audio de ella que decía:

–¡Pato!, quiero agregar que lo mejor que tiene hacer tu hobbie, es que terminás conectando con gente que comparte tus pasiones. Entonces, se genera un intercambio de conocimientos, de opiniones, de momentos; nos ayudamos y eso está buenísimo.

Sección conclusión o cierre de nota

Como les dije, la Chela tiene manos mágicas. Sospecho que puede ver más allá de lo que todos podemos ver. De pronto, un flota-flota cobra vida, para convertirse mágicamente en una imponente serpiente.

Es una experta en improvisación y practicidad, soluciona todo con lo que tienen a la mano, capaz de ver arte en lo banal, no sigue estructuras ni horarios, su energía es avasallante y contagiosa, es dinamita pura.

Ella nos regaló una infancia feliz, hizo de nuestra casa un carnaval sin fin, lleno de cotillón, disfraces, colores y lentejuelas. Por suerte, de esta historia no me sorprende nada. Digo por suerte, porque puedo decir que a mi mamá la conozco bien. Llevamos millones de cafés con charlas como esta de por medio, y puedo asegurar que todo lo que toca se transforma, se vuelve único, no solo sus creaciones, si no, también su entorno. Después de todo, la “Chela” es la “Chela” y así como las puertas de su patio están siempre abiertas, también lo están sus brazos incondicionalmente para nosotros. 

Sección networking

Apoya al emprendedor:

  • Conoce su obra,
  • Comparte su trabajo en las redes,
  • Comparte esta publicación en tus redes,

Redes sociales: 

  • Instagram: @dagotgrisel
  • Cafecito.app: 
  • Web: 

Hobbialo

Hobbialo es un espacio para destacar historias de personas que viven a través de su pasión. Buscamos conectar y motivar a las personas, mostrando un poco más el trabajo de los hacedores como una linda excusa para que todos hablen de sus pasiones.

Esta entrada tiene 6 comentarios

  1. Eda Busso

    Sos genial mí patuchi querido otra vez me hiciste llorar,voy a terminar desidratada,los amo familia mía, por que eso es lo que siento son lo mejor que me pasó en la vida,mí familia!!!!!💕💕💕💕💕💕

  2. Cristian Torres

    Pato… Amigo-Hermano querido, hermosa historia la de Grisel como las otras tres anteriores…
    Te felicitó por que esta muy bueno lo que haces, es un empujón para todos aquellos que tenemos un hobby, no quedé solamente en un deseó de poder vivir haciendo lo que nos gusta…
    Te quiero y siempre espero la nueva historia de Hobbialo…

    1. mauriciovilche

      Amigo-hermano, gracias por este mensaje, quien sabe, la proxima historia pude ser la de cerveza artesanal “Dos Torres”, Hobbialo en Santa Rosa.

  3. Pingback: “Una silla es un objeto muy difícil. Un rascacielos es casi más fácil” | Hobbialo

Deja un comentario si te gustó esta historia.