Esta historia comienza de una manera muy distinta a las demás. La iniciativa de hacerla, fue por recomendaciones de la comunidad de hobbistas y de lectores, que poco a poco comienza a crecer. En esta oportunidad, les voy a presentar a Lola Galfré, una hobbista más de mi talentoso pueblo.
Con Lola, nos conocemos desde hace tiempo, ya que trabajaba con Grisel –mi mamá–, quien la reconoce como toda una artesana. Recuerdo escuchar a mi mamá decir en varias oportunidades que jamás había conocido una persona tan habilidosa y detallista como Lola. Ellas trabajaron juntas en los carnavales de mi pueblo, y Grisel, se maravillaba con su capacidad de proyección. Llevar el diseño de un boceto de un papel al hierro, en gigantescas estructuras, no es sencillo. Sin embargo, la imaginación de Lola lo hacía simple, como si pudiera verlo antes de soldar el primer hierro, como una especie de holograma.
Al ponerme en contacto con Lola y preguntarle si se animaba a contar su historia, la respuesta fue la de casi todos los hobbistas, me dijo: –Dejámelo pensar y te aviso, porque no sé si me animo. –Luego de tomarse un tiempo y meditarlo, me escribe para coordinar la entrevista.
Al llegar a su casa, –y entre ladridos– tres pequeñas bolas de pelos salieron a recibirme. Cada uno de ellos llevaba consigo un atuendo colorido.
–¡Cuidado con los leones! –me advierte Lola desde adentro de su casa y continúa: –¿Cómo estás, Pato? ¡Vení, pasá!
–¡Hola Lola! ¡Tanto tiempo! Bien ¿y vos? –Le digo, mientras voy entrando a la par de los tres leones ladradores y una pequeña gatita, que también se había sumado para recibirme.
Al entrar, descubro que Lola había montado una especie de “feria”, en donde exhibía muchas de sus creaciones. Recorro el lugar para verlas y tomarles algunas fotos a cada una de ellas, mientras sonaba de fondo una exquisita música folclórica. En la mesa había –entre masitas y mates– una torta que había cocinado Sele, su hija, quien también nos acompañaba haciendo algunas piruetas y pasos de danza.
Mientras me sentaba para comenzar con la entrevista le digo:
–Lola, ¡estoy sorprendido con tus creaciones! –Había pinturas, tejidos, esculturas en alambre y todo tipo de manualidades. Sus obras no sólo tienen talento sino también una fuerte dedicación al detalle. Sin duda, la paciencia de Lola, logra que sus obras expresen esta sensación de rozar la perfección.
–Gracias, Pato. –Me dice y continúa aclarando. –Pero comparado con lo que hacen los hobbistas que ya entrevistaste, no es nada. –Me dice casi menospreciando su increíble talento.
Hasta este punto recuerdo esta primer parte de la historia, ya que la estoy escribiendo sin ayuda de mi celular. Lamentablemente, días después de grabar la entrevista mientras trataba de capturar en una foto una impactante cascada, mi celular se cae en cámara lenta y comienza a deslizarse por una piedra gigantesca como si de un tobogán se tratase. Todo esto ocurría y yo murmuraba lamentándome: –“¡La historia de Lola! ¡La historia de Lola!”. –De todos los lugares donde podía detenerse, eligió una especie de “ollita” de tres metros de profundidad. Ya sabiendo que lo había perdido para siempre, mi lamento seguía siendo el mismo: –“¡La historia de Lola! ¡La historia de Lola!”. –Es que sabía que por más que repitiéramos la grabación, muchos detalles iban a quedar en la profundidad de aquella “ollita”.
Al contarle a Lola lo ocurrido, y preguntarle si estaba dispuesta a repetir la entrevista, me dijo gratamente que sí. También lamentaba lo ocurrido con mi teléfono móvil y, a su vez, me escribiría para coordinar nuevamente la entrevista. Desde ese momento, pasaron unos 15 días, cuando me llega un mensaje de texto diciendo:
–Hola, Pato. Hoy no puedo. Pero mañana, si querés, llegate a casa por la tarde así retomamos la entrevista.
–¡Hola, Lola! ¡Genial! Mañana tipo 17:00 hs, si te parece, me llego a tu casa. –Le respondí inmediatamente.
Al llegar a su casa –y como podrán imaginarlo–, nuevamente salen sus tres “leones” a anunciar mi llegada.
–Hola, Pato. ¡Pasá, pasá! –me dice Lola, mientras me recibe amablemente.
Al pasar, me vuelvo a encontrar con la calidez de su casa, el folclore de fondo, los mates y mucho arte por admirar.
–Hola, Lola. ¡Gracias, por recibirme otra vez! ja ja. ¿Te enteraste de lo que le pasó a mi celular?
–¡Sí, Pato! ¡Me contó tu mamá! –me dice, entre lamentos y risas.
Otra vez, el tiempo nos encuentra a los dos sentados, listos para hablar de lo que nos gusta. Lola prepara el mate, y yo le aviso que voy a poner mi teléfono a grabar, para comenzar con la entrevista. Como una especie de entrevista “deja vu” y después de haber superado algunos altercados, Hobbialo tiene una nueva historia para compartir.
Sección preguntas y respuestas
¿Quién es Lola en este momento?
Soy una mujer que trabaja para criar a sus hijos para darles lo mejor que pueda. Que busca entre el trabajo y las tareas de la casa, un lugarcito para hacer lo que le gusta. En una diversidad de cosas relacionadas con las manualidades, me gusta telar, pintar, reciclar, probar nuevas técnicas y pátinas. Siempre estoy inventando alguna cosa relacionada a mi hobbie.
¿Cómo te ves en un futuro?
–En un futuro… ¡Uy, qué lindo sería tener todo el tiempo para hacer lo que me gusta! Si fuera posible, me encantaría dedicarme de lleno a las manualidades. Pero me cuesta dar ese paso. Siento que no tengo la capacidad para hacerlo. No sé cual es el valor de lo que hago y por ende no sé ponerle el precio, si tuviera que dedicarme. De ahí, parte la dificultad de poder vivir de lo que me gusta. Pero, hoy por hoy, necesito trabajar y tener cierta estabilidad económica para destinar esos recursos a mis prioridades: en mi caso, a mis hijos, Santiago y Selena.
¿Cuál es tu hobby y cómo lo descubriste?
Mi hobbie como te dije son las manualidades. Pero, si tuviera que definir uno como favorito, sería sin duda pintar. Me gusta mucho el uso del color y las diferentes combinaciones; en definitiva, manifestarme a través del color. Lograr expresar calma, fuerza o cualquier sensación variando los colores. Con respecto a cómo lo descubrí, en realidad no hubo un momento. Viene desde siempre conmigo, desde la niñez. Recuerdo que con mis amigas teníamos diez u once años y como no había tantas cosas para hacer nos juntábamos a pintar. Recuerdo que cuando pintaba en tela, notaba en mí cierta facilidad para dibujar y pintar. Nunca fuí a aprender, salvo algunas cosas que incorporé en la secundaria y en la universidad, cuando estudiaba arquitectura. El resto lo aprendí sola. Soy autodidacta ja ja. Hoy en día con internet es muy sencillo. Aprender es cuestión de tener interés.
¿Qué te motiva hacerlo?
En realidad, es como un chip incorporado: veo algo y quiero pintarlo, manifestarlo con colores. Disfruto el proceso desde que empezás con la idea, la elección, la incorporación e implementación de los colores hasta el resultado final. Me encariño con mis obras y me gusta regalar lo que hago, porque son regalos pensados. No es algo que vas y lo compras en cualquier lado. En mi caso, pienso primero en la persona que le estoy haciendo el regalo y a partir de ahí comienza la elección de lo que le voy a hacer, en qué colores o qué técnicas voy a utilizar. Son cosas únicas.
¿Cuáles son tus sueños y objetivos?
Sueño con la utopía de poder vivir de esto, pero mientras pueda seguir así: disfrutando de hacer mi hobbie en mis “ratos” libres. Y por supuesto, tener salud y que la vista me acompañe para poder seguir creando.
¿Cuáles crees que son los mayores retos que tendrías, si quisieras vivir de esto?
Creo que lo principal es la parte económica. Necesitamos contar con un capital inicial que por otras prioridades nunca está y por otro lado, como te decía, mi incapacidad de ponerle precio a mis creaciones, ¡No sé ponerle precio! ja ja. De todas maneras, sería una cuestión de planificar pero hoy por cuestiones de tiempo no puedo hacerlo. Debería alcanzar el tiempo pero no, le faltan unas cuantas horas a mis días.
¿Qué es el éxito?
El éxito, por lo menos en este momento de mi vida, es la salud. También poder hacer las cosas de las que disfruto –entre ellas, mi hobbie–, compartir buenos momentos –en familia y con amigos–, con música de por medio, algún asadito. Eso es el éxito. Estar tranquila y saber disfrutar de los momentos que nos regala la vida.
¿Vale la pena hacer lo que te gusta?
Si, siempre. Sobre todo, por el disfrute del hacer y del resultado. A uno le gusta ¡qué sé yo! Es un proceso que lo vas pensando y trabajando. Son resultados que no son perfectos pero como uno le pone “pila”, a uno le gusta como queda. Sin duda que vale la pena.
¿A quién le regalarías la mejor de tus creaciones?
La mejor de mis creaciones se queda en casa, ja ja. Se las regalo a mi familia. Ellos la merecen más que nadie.
¿Algo que quieras agregar?
Que hay que disfrutar lo que uno tiene: si alguien tiene un gusto por algo, hay que hacerlo. Hay que aprovechar el tiempo haciendo lo que a uno le apasiona y sobre todo los chicos, que por ahí los veo como desmotivados y perdidos en la tecnología. En el exceso de información e influencias, estaría bueno que encontrasen su propia pasión y le dediquen su tiempo; ya que, no todo es un segundo y a otra cosa.
Sección despedida
–Bueno, Lola. Ahora sí me voy. Gracias, por contarme tu historia ¡por segunda vez! ja ja. –Después de varios días y un teléfono en las profundidades, puedo decir que concluímos. Sólo queda pausar y guardar este audio.
–¡Dos veces te cuento mi historia, tres no! ja ja. Así que, ¡guarda bien ese audio, sino, la vas a tener que inventar! ja ja. ¡Chau, Pato! ¡Gracias por venir y avisame cuando me lanzas a la fama! ja ja –haciendo referencia al día de publicación de su historia.
Conclusión
Después de entrevistar a Lola, me llevo, no sólo su historia y lo que manifiesta en cada una de sus obras, sino también, en su día a día. El haber concurrido dos veces a su casa y encontrarla en estas dos oportunidades con música de fondo, el mate listo, Sele bailando, algunas obras terminadas y otras por comenzar, me hacen entender su deseo de que los niños encuentren la misma pasión y motivación que ella encontró en las manualidades. Ahora comprendo porqué mi mamá decía que no conocía persona más talentosa que Lola. Todos los que vean sus creaciones podrán percibir esa sensación de perfección, que sólo la paz, la tranquilidad, y la dedicación de Lola, pueden manifestar.
Sección networking
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